Adaptación de un cuento clásico al mundo friki.
Había una vez una niña llamada Águeda a la que su madre le confeccionó una capa de color rojo, con caperuza. Por ese motivo, todo el mundo en el pueblo la llamaba... Águeda Roja.
Un día, su mamá le pidió que fuera al otro lado del Bosque de Lothlorien a llevarle a su abuelita una tarrina de DVDs y un HD sata externo. “Pero ten cuidado”, le dijo su madre, “no te entretengas jugando al Magic con los amigos por el camino, que hay un enorme Lobezno de la SGAE acechando”.
Y así fue como Águeda Roja se puso en camino. Al poco rato, el mutante de las garras de adamantium se le apareció delante.
“¿Dónde vas, Águeda Roja?”
“A llevarle esta tarrina de DVDs a mi abuelita.”
“Ah, pues vale... Hasta luego.”
A Lobezno se le ocurrió que utilizando su pistola para abrir portales no le costaría nada llegar a casa de la abuelita. En efecto: se pasó las 25 fases en un periquete y llegó a casa de la Abuelita.
La pobre anciana, que no se esperaba la aparición de Lobezno, abrió la puerta confiada justo a tiempo de ver cómo el mutante de las garras de adamántium se le echaba encima. Acabada la carnicería, la mala bestia se disfrazó de abuelita y aguardó la llegada de la niña.
Mientras tanto, Águeda Roja que había hecho un alto en el camino para comprar cómics y jugar unas partiditas a Magic con un grupo de 7 ewoks enanitos trabajadores de las minas de Moria, llegó al fin a su destino.
Entró en la casita, que estaba en penumbras, y se acercó a su “abuelita”.
“Hola, abuelita... ¡Vaya! ¡Qué ojos tan grandes tienes!”
“Son de tanto jugar a la PSP...”
“Abuelita, abuelita, qué orejas tan grandes tienes...”
“Son para escuchar mejor el politono de mi iPhone.”
“¡Abuelita, abuelita, qué garras tan grandes tienes!
“Y que lo digas, hija. Un coñazo para enredar en el iPad...”
Y justo cuando Lobezno se abalanzaba sobre Águeda Roja, entró en la estancia un pirata que gritó:
Me llamo Guybrush Threepwood, y tú mataste a mi padre. ¡Prepárate a morir en un torneo de Piedra, Papel, Tijeras, Lagarto y Spock!
Finalmente ganó el pirata, que acabó secuestrando a Águeda Roja y llevándose los DVDs.
(por) FIN.
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